A la hora
de abordar su objeto de estudio, la Cognición Social aplica los métodos y
teorías de la Psicología Cognitiva a la Psicología Social. Es lógico, puesto
que la investigación en Cognición Social analiza estructuras y procesos
cognitivos (atención, percepción, memoria, inferencia...) estas pruebas se
aplican a personas en lugar de a objetos o conceptos abstractos. Es la razón
por la que algunos autores han sostenido que, siendo las estructuras y los
procesos implicados en ambos casos semejantes, no cabe una distinción entre
cognición social y cognición no social. Sin embargo, las personas y las cosas
son diferentes en muchos aspectos.
Estas son
algunas diferencias:
- Las personas influyen en su entorno (en los demás) de forma intencionada, e intentan controlarlo de acuerdo con sus propios propósitos. Los objetos, no.
- Las personas son al mismo tiempo percibidas y perceptoras (cuando estamos juzgando a alguien, ese alguien también puede juzgarnos a nosotros; la cognición social es cognición mutua). Los objetos, no.
- Las personas se parecen más entre sí que a cualquier objeto. Esto implica que los demás puede proporcionarnos más información sobre nosotros mismos.
- Las personas pueden cambiar cuando son objeto de cognición (por ejemplo, pueden ajustar su conducta o su aspecto para crear una impresión determinada en el otro). Los objetos, no.
El estudio
de la cognición en psicología social
Por tanto parece que el objeto de la
cognición social (las personas y las relaciones sociales) es diferente del
objeto de la cognición no social, y estas diferencias tienen importantes
implicaciones para un entorno humano.
El origen
de la corriente denominada Cognición Social se suele situar en los años 70 del
siglo pasado, a raíz del auge de la investigación sobre percepción social y
atribución, en realidad los psicólogos sociales se han interesado en los procesos
mentales desde los inicios de la disciplina.
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