Si la interacción con la otra
persona se va a prolongar mas allá de un primer encuentro, necesitaremos tener
una idea, no solo de cuales son sus intenciones, sino de cómo son esas
personas, es decir, tendremos que formarnos una impresión de ellas. Desde la
psicología social se ha propuesto diferentes modelos para poder explicar la
manera en la que nos formamos impresiones sobre otras personas, que pueden
agruparse en dos enfoques principales: uno centrado en la coherencia de
impresión (el de tendencia relacional) y el otro centrado en su carácter
evaluativo (el de recombinación lineal). Ambos modelos se refieren a la forma
en la que integramos la información que tenemos sobre una persona en una
impresión global de ella.
El enfoque de tendencia relacional
La investigación de Asch sobre
formación de impresiones es punto obligado de referencia. Este autor parte de
una situación que se da con mucha frecuencia en la vida cotidiana. Asch,
facilitaba a los participantes en sus estudios la descripción de una persona
mediante una lista de rasgos que la caracterizaban. Les pedía que leyesen esos
rasgos con atención y que tratasen de imaginar cómo era esa persona. Acto
seguido les facilitaba una segunda lista de rasgos diferentes y les pedía que
indicasen en que medida esos nuevos rasgos se aplicaban, a su juicio, a la
persona descrita. Este procedimiento fue utilizado posteriormente por otros
muchos investigadores. Los rasgos de la primera lista, los que sirven para
proporcionar la descripción inicial de la persona, reciben la denominación de
rasgos “estímulo”. Forman parte de una lista cerrada, al ser la única
descripción existente de una persona de la que no se tiene otra información. A
los rasgos de la segunda lista se les denomina rasgos “respuesta” y, aunque también
es el investigador el que los proporciona son los participantes en el estudio,
quienes deciden si se aplican o no a la persona descrita. En concreto Asch
creía que, basándose en la primera lista de rasgos, estos se formaban una
impresión global de la persona descrita. Por lo tanto, cuando se enfrentaban a
la segunda lista, llevaban ya preparada, por así decir, una idea general de
como era esa persona, idea que quedaba reflejada en la elección de rasgos de la
segunda lista. El planteamiento de Asch, que se conoce con el nombre de
tendencia relacional, parte de la base de que, en una lista de rasgos, como
acabamos de señalar, cada uno depende del conjunto.
El
enfoque de “Combinación lineal”.
Frente al
planteamiento de la atendencia relacional, se alza otro, radicalmente opuesto,
denominado combinación lineal. La oposición entre los dos planteamientos
consiste, en esencia, en que el segundo (combinación lineal) no admite la idea
del cambio de significado. En su lugar, defiende que los rasgos que describen a
una persona se suman o se promedian para formar una impresión global. Todos,
sin excepción, tienen un determinado valor, ya que todos se pueden ubicar sobre
una dimensión evaluativa (de más positivo a más negativo).
Dentro del enfoque
de combinación lineal, a su vez, existen tres modelos. El primero (modelo suma)
es el más sencillo, ya que se limita a postular una simple suma del valor de
todos los rasgos de la lista. El segundo, o modelo promedio, propone que lo
realmente operativo es la media del valor de todos los rasgos. Niega la validez
del modelo suma, argumentando que no es lógico que una lista larga de rasgos
sea más extrema que una corta por el mero hecho de su longitud. El tercer
modelo, llamado modelo de la media ponderada, introduce la idea de que no todos
los rasgos mantienen la misma importancia en todos los contextos. Por ejemplo,
el rasgo divertido tendrá más importancia (y una ponderación mayor) en
contextos informales y el rasgo trabajador en contextos formales. Esta
asignación diferencial de importancia a cada rasgo es también la forma de
resolver las posibles inconsistencias entre los rasgos de una misma persona: se
concede menos peso a los rasgos que contradicen (en sentido evaluativo) a los
que ya se conocían, es decir, si los rasgos que describen a alguien son
positivos y de pronto aparece uno negativo, tenderemos a desestimar la
importancia de esta nueva información.
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